24 sept 2015

Suele pasar

Era una chica simpática, alegre, extrovertida, coqueta aunque tengo que aceptarlo que era bastante dramática y  cuando se molestaba no había nadie quien la aguante. Una buena chica que siempre le deseo el bien a los demás. Se ganaba el cariño de la gente bastante rápido y solía sonreír cada vez que podía pero no solo había virtudes, también tenía defectos y entre esas estaba su desorden, si era bastante desordenada.
Él era coqueto como ninguno, amiguero, ordenado, bastante simpático pero un poco tímido aunque suene contradictorio pero había que aceptar que su prioridad eran los amigos y también tenía algo parecido a ella, cuando se molestaba todos lo desconocían. Como toda persona también tenía sus defectos era orgulloso, bastante orgulloso.

Se conocían de años y siempre se llevaron muy bien, tenían la combinación perfecta eran amigos y además se amaban. Tenían una confianza incomparable, muchos y muchas hubieran querido formar parte de esa pareja, al principio era todo amor, pura risa y se compenetraban de la mejor manera. Los dos tomaban y la pasaban A1 en las reuniones, bailaban y reían como ningún en la fiesta. Su amor había superado obstáculos los cuales nadie apostaba por ellos. Le mostraron a su amor y a los demás que después de lo vivido nada ni nadie los separaría y soñaban con llegar juntos hasta viejitos.
Todo cambio de repente, se olvidaron de ese amor hermoso por lo que habían esperado y luchado meses, años atrás. Apareció una nube, donde todo eran problemas, se olvidaron el motivo por el cual se habían jurado amor eterno muchas veces. Solo recordaban lo malo, se peleaban y caían en tentaciones. Los juzgaron y nadie los entendía. Ella no entendía lo que los demás le decían y el ya ni caso con ella. Juraban que su nueva vida era lo que ellos siempre habían querido y que ahora estarían tranquilos, lo más triste y penoso es que nunca se pusieron a pensar lo que eran como pareja y que si su amor había vencido situaciones mucho más complicadas esto sería tan solo un tras pie. No se dieron cuenta, no escucharon cuando debieron hacerlo sin embargo el destino se encargaría de mostrarles poco a poco lo que ellos tenían y que si no pensaban en los demás podían recuperar lo hermoso que se había perdido o quizás no perdido pero si olvidado. Ninguno de los dos podía reconocer los verdaderos sentimientos, ellos decían que se odiaban sin embargo guardaban en silencio lo que en verdad sentían.

Ellos se equivocaron mucho y les importaba lo que la gente hablaba y pensaba a pesar de que decían que no. Uno era orgulloso y guardaba un gran resentimiento por dentro que no era capaz de hablarlo ni decirlo, sabía que se había equivocado y pedía disculpas cada vez que podía pero no daba marcha atrás por que no aceptaba demostrar que había optado por el camino equivocado y ella ni que decir, se había puesto el escudo más fuerte que había encontrado, vivía sonriendo, conociendo a gente de todas partes del mundo y nadie sabía las miles de lágrimas que llevaba por dentro. Ellos no mostraban lo que sentían, solo trataban de olvidarse por completo mutuamente, los dos con el mismo instrumento, si solo era eso un instrumento aunque ninguno de los dos podía aceptarlo. 

Solo hay un ser en este mundo que podía saber lo que en verdad pasaba por cada uno de sus corazones, Dios se encargaría de mostrarles poco a poco el motivo por el cual se habían equivocado y cuanto de verdad sentían uno por el otro.  Era el único ser en este mundo que sabía, que cada vez que ella buscaba pelear era para arrancarlo un poco más de su corazón y sabía que él estaba haciendo hasta lo imposible por enamorarse pero solo lograba ilusionarse. Los dos cuando estaban juntos podían reírse y ver ese brillo en las miradas que reconocían lo que era un amor verdadero. 

Pasaron los meses, años y se dieron cuanta lo que en realidad sentían, se dieron cuenta que se amaban con locura pero en silencio. Ninguno de los dos se atrevió a robar un beso, una caricia o a decir un te amo. Se veían cada vez que lo tenían que hacer pero nunca podían salir los dos, nunca tuvieron una cita y ninguno de los dos dejo el orgullo para poder decir que no había encontrado un amor como el que se tenían. 
Todos se daban cuenta, era algo que ya no lo podían ocultar, las miradas delataban y las sonrisas salían cada vez que se veían.

Nunca aceptaron regresar, se quedaron como amigos. Él se casó y ella también pero nunca volvieron a sentir ese amor loco por el cual se habían juntado para iniciar una luchar hermosa por la vida. Ahora ellos viven cada uno con su familia pero siempre recuerdan lo hermoso que fueron esos viajes, esas locuras que podían hacer o esas risas que salían sin cesar cuando en realidad eran ellos mismos.  

Sin importar las opiniones ni los pensamientos de este amor muchos hablaron y aprendieron. 

"Desde lejos hablaran de este amor que es de leyenda van a hablar"